FILOSOFÍA
Y DEMOCRACIA COMO PARTE DE LA UNIVERSIDAD
¿DE QUE
MANERA PODRÍAMOS CONTEXTUALIZAR LA FILOSOFÍA LA DEMOCRACIA
Y LOS ETHOS EN EL CAMPUS UNIVERSITARIO?
Con exactitud, lo que se
pretende con estos temas; es llegar a un mejor conocimiento y entendimiento
respecto a lo que confiere sobre los estatutos que rige nuestra institución,
por ende habría que aplicar las diversas formas y maneras que se explican en los
textos comprendidos, y escritos por: los autores que nos muestran diversas
maneras y formas de aplicación a la contextura y formación desde un punto de
vista analítico y crítico, frente a los temas tratados por los estudiantes. De
igual manera lo que se pretende es lograr hacer una descripción de la
estructura que se viene manejando en el campo de la universidad, puntualizando
de igual manera la información. La información que se clasifica hace
referencia a ciertos temas procedidos a continuación.
Estamos hablando de una
crisis estructural pienso que de verdad en cierta parte es demasiado manejar la
filosofía en nuestras vidas, pues en muy pocas ocasiones la aplicamos y por
decirlo así solo la vemos porque en el colegio nos la dictan, pero nunca la aplicamos
en nuestra vida cotidiana, la filosofía no solo hay que tomarla como una
materia más del montón, porque en ella solucionamos muchos interrogantes que
tenemos; digamos el "para que" de la vida, casi siempre preguntamos
¿qué?, ¿porque esto?, ¿porque lo otro?, pero nunca nos preguntamos el ¿para qué
hacemos las cosas?, por ejemplo el profesor despierta al alumno la conciencia
de su responsabilidad, también trasmite su conocimiento su forma de idear su
ética y estética y aun su avance científico porque uno al educarse puede llegar
a conocer o transformar la realidad humana enseñarse a pensar a ser. Uno muchas
veces tiende a conformarse con lo más bajo, pasar una materia o un año
educativo “Raspando” como decimos vulgarmente tal vez falta de motivación o concentración
y hasta de sed de conocimiento, por eso somos tan conformistas con todo no
trabajamos por ser los mejores solo por “PASAR Y YA” pero esos pocos
conocimientos con el tiempo se nos olvidan y no lo aplicamos más en nuestro
diario vivir.
En otras palabras: el
enfrentamiento contemporáneo entre cierta racionalidad protagónica,
reduccionista y unilateral, y el escepticismo radical de quienes incluso acusan
al concepto de verdad y de eficiencia de la modernidad de ser el origen de las
barbaries contemporáneas, no puede ser resuelto en ninguno de los dos extremos,
ya que son incompatibles: lo que para el moderno es falso, es para el
posmoderno sólo lo que aquél no comprende, y viceversa.
Una posición mediadora como
la que buscan hoy quienes promovemos una racionalidad comunicativa, es la que
se esfuerza por comprender cada uno de los extremos en su contexto y en su
tradición, antes de juzgar acerca de su sentido de la vida, su concepción del
mundo o de la verdad.
Es posible que si desde
dicha posición mediadora se logra hacer reconocer a los Partidarios de uno y
otro extremo de “certeza y de verdad” que en su contexto hay Problemas y
asuntos que no pueden ser interpretados correctamente ni resueltos Adecuadamente,
quizá se pueda abrir su horizonte hacia otras perspectivas y Paradigmas.
La relación de la
universidad con la sociedad podría decirse que es sumamente compleja y por ende
hoy los determinantes económicos del mercado impulsan con vigor esas
tendencias. Si los jóvenes no adquieren experiencia en el análisis crítico, en
la percepción de lo que hoy sucede –experiencia que parecería poder dar sólo
una universidad que sea tal y no la suerte de academia profesional en que se
está convirtiendo entre nosotros–corremos el riesgo de perder nuestras reservas
de capacidad y calidad humanas, esenciales para el análisis crítico de la
realidad. Por eso, deberíamos analizar la posibilidad de que la universidad no
sólo deba adaptarse a la sociedad, “responder a la demanda”, como se exige
creciente mente, sino que esa realidad preste más atención a lo que se piensa
en la universidad.
Tal vez una de las
características que mejor define la situación de la universidad actual sea el
intento de incorporarla de manera acelerada a la lógica empresarial y comercial
que hoy domina todas las esferas del quehacer humano. Se instala con fuerza
avasalladora la idea de que, para justificar su existencia, la universidad debe
exhibir resultados mensurables y comercializables. De allí que se apliquen a la
institución y a sus “productos”, los mismos criterios con los que se juzga la
productividad y la eficiencia de las empresas que comercializan bienes, en este
caso la educación. Esta lógica empresarial ha conquistado de manera acelerada
un territorio que, hasta no hace mucho, estaba ligado a valores culturales y
académicos y no a los puramente materiales y comerciales. Parecería que no se
advierte que resulta imposible aplicar la lógica de las empresas a un
“producto” tan difícil de definir como “un estudiante educado” o un “conocimiento
significativo”.
Finalmente, mostramos las
tensiones que se desarrollaron entre el ethos y el kairos, y
cómo en esta interrelación surge el problema de perspectivas, propio de la
actividad política. Los debates sobre la orientación de la universidad llevarán
a identificar la doble tarea de la misión: el estar a la altura de las
exigencias de la globalización y, especialmente, contribuir a la construcción
de un proyecto de Nación o de construcción de la Sociedad Civil.
Autor: Victor Hugo Uribe
Autor: Victor Hugo Uribe
Fuentes Bibliograficas:
ZULETA, Estanislao, “Educación
y Democracia un Campo de Combate”, Séptima Edición, Medellín, 2009, Hombre
Nuevo Editores.
JOIM ECHEVERRIT, Guillermo,
“Universidad y sociedad. Relación conflictiva e imprescindible, Revista
Universitaria “El Salmón, Edición XIV, Junio, 2009.
HOYOS, Vásquez Guillermo, “El
Ethos de la Universidad”.
LONDOÑO, Zapata Oscar, “El
legado Educativo contra cultural de Pink Floyd”, revista Universitaria “El
salmón”
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