UNIVERSIDAD Y CAPITALISMO
Una relación de involución
‘El sistema
capitalista no precisa de individuos cultivados, solo de hombres formados en un
terreno ultraespecífico que se ciñan al esquema productivo sin cuestionarlo’
Karl
Marx
Pensar en la
universidad como un espacio en el cual un individuo adquiere la capacidad de
pensar críticamente y desarrolla su propia visión del mundo, es una idea que
hoy tiene muy poca validez, es preciso aclarar el concepto que nuestra sociedad
capitalista del siglo XXI le ha dado a la palabra ‘universidad’ para poder
entender la trasformación que ha sufrido este espacio educativo.
No somos ajenos al
cambio que ha venido padeciendo nuestra sociedad en cuanto a materia económica
y política se refiere, pues bien, la educación no es la excepción y es tal vez
la que más se ha visto afectada por el modelo moderno, pero, ¿Cómo esta
corriente económica afecta a la institución universitaria y por ende a sus estudiantes?,¿Cómo
los métodos de enseñanza en las universidades se ven afectados por la creciente
demanda de la sociedad industrial?,¿Qué respuesta da la universidad ante las
exigencias captalistas?, son interrogantes que probablemente estemos en
capacidad de responder, o por lo menos tratar de comprender desde un punto de
vista objetivo y analítico.
‘Tal vez una de las características que mejor
define la situación de la universidad actual sea el intento de incorporarla de
manera acelerada a la lógica empresarial
y comercial que hoy domina las esferas del quehacer humano (…)[1]’, es de vital importancia
aclarar que la universidad no es una fábrica de profesionales en lote, no se
puede tomar y calificar a un estudiante como una ‘mercancía’ y mucho menos se
puede pensar en la universidad como una empresa comercializadora de bienes.
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‘(…) ¿Qué significa
enseñar? Se trata de saber cuáles son las condiciones efectivas para el acceso
al conocimiento (…)’[2]’, estas condiciones según Platón,
están dadas en la medida en la que el estudiante encuentre por sí mismo el
conocimiento por medio de la crítica a la opinión[3], es decir que adquiere la
capacidad de pensar por sí mismo y por ende conciba el conocimiento como algo esencial
y no como algo impuesto por un maestro. Lo ideal sería que el profesor actúe
como un orientador y un facilitador del conocimiento, y no como un ser
autoritario que exige resultados inmediatos, hecho que se está evidenciando en
las universidades del siglo XXI.
Habitualmente en un salón
de clase se les enseña a los estudiantes a memorizar textos, datos, fechas y
muchas otras cosas, que la mayoría de las veces tienen como destino el basurero
del olvido, y otras tantas son tomadas mecánicamente y sin ningún tipo de contextualización,
esta última acción, mecanizar datos, se convierte en la característica más
representativa del trabajador capitalista ‘(…) sabe cómo debe hacer algo, pero
no sabe lo que está haciendo (…)’4.
El tipo de enseñanza
que se está impartiendo en la universidad actual obedece a la acelerada y
creciente demanda de profesionales cuyo desempeño debe darse en un disciplina
específica limitando su campo de acción y creando barreras entre las diferentes
áreas del conocimiento humano, apuntando hacia un prototipo de trabajador
que ‘(…) requiere un cierto grado de
información y un mínimo de iniciativa, porque mientras más se especializa el
trabajo, menores son las iniciativas particulares (…)’5.
La pretensión
mayúscula del sistema capitalista es fomentar la creación de cargos
burocráticos en los que el trabajador desempeñe una actividad parcial dando
como consecuencia la creación de una brecha laboral muy marcada y regida por el
nivel de especialización que tenga cada trabajador, conllevando a la carencia de
un pensamiento lógico y crítico, anulando por ende su capacidad de iniciativa y
de esta manera facilitar el proceso de sometimiento laboral.
Estas exigencias en
el campo laboral tienen una respuesta por parte de las universidades sumamente cuestionable,’
(…) Para justificar su existencia, la universidad debe exhibir resultados
mensurables y comercializables (…)’6,en su afán por cubrir esta
demanda las universidades recurren a métodos poco ortodoxos, como la creación de
programas que son económicamente aceptables en el conjunto de nuestra sociedad
capitalista actual, alimentando la brecha
laboral
y asegurando así la continuidad de este modelo económico salvaje.
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Un estudiante que
‘aprende’ de manera mecánica y ultraespecífica está condenado a ser uno más en la gran masa de trabajadores, un
engranaje del sistema capitalista hambriento de dinero y gobernante de la
sociedad actual, solo aquellos que realmente aprendan a desarrollar un
pensamiento crítico, serán capaces de surgir de manera significativa en este
ambiente tan hostil.
Si se quiere lograr
un cambio significativo en el modelo educativo sería inútil pensar en una
institución que imparta conocimiento de manera mecánica. Lo que se busca es que los
estudiantes desarrollen un pensamiento crítico y analítico, permitiéndoles
desarrollar la capacidad de contextualizar y aplicar asertivamente sus conocimientos
en el medio laboral al cual se enfrentaran; ‘(…) Convirtiendo a la institución
en un espacio en el que se priorice la discusión, en un ámbito que acepte su
manifiesto destino contracultural (…)’7. La aplicabilidad de este
principio es la base fundamental no solo para desplazar las innumerables
especializaciones, sino también para cambiar el modelo económico que impera en
nuestra sociedad.
Esta nueva concepción
de conocimiento será el punto de partida para redefinir al claustro
universitario, devolviéndole su misión única y primordial, ‘(…) Proporcionar a
las nuevas generaciones una brújula, una visión del mundo (…)’8, no
sin antes propiciar un espacio en el cual el estudiante escudriñe en su
interior y tenga la capacidad de autodefinirse de una manera crítica,
transformándose en un ser integro capaz de desempeñarse en cualquier campo
social y laboral.
Referencias
bibliográficas
ZULETA, Estanislao, ‘’Educación y Democracia. Un Campo de
Combate’’, 7 Edición, Medellín, 2009, Hombre Nuevo Editores.
JOIN, Etcheverry Guillermo, ‘’Universidad Y Sociedad. Relación
Conflictiva e Imprescindible’’, Revista Universitaria ‘El Salmón’, Edición
XIV, Junio, 2009.
Por: Daniela Fernanda Ortiz C'
[1]
Tomado del texto ‘Universidad y sociedad:
relación conflictiva e imprescindible’ Guillermo Joim Etcheverry, artículo publicado en la revista
universitaria ‘El Salmon’ Junio del
2009.
[2],4,5, Tomado del texto ‘’Educación y
Democracia. Un Campo De Combate’’, Estanislao Zuleta, 7 edición, Hombre
Nuevo Editores, Medellín 2009.
3 Ver Estanislao Zuleta Educación y democracia. Una Relación de
Combate, Subtitulo ‘’La Educación
Como Proceso de Formación ,Pág. 60
6,7,8 op.cit.: 1
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