jueves, 18 de abril de 2013

Universidad y capitalismo. Una relación de involucion


UNIVERSIDAD Y CAPITALISMO
Una relación de involución

‘El sistema capitalista no precisa de individuos cultivados, solo de hombres formados en un terreno ultraespecífico que se ciñan al esquema productivo sin cuestionarlo’
Karl Marx

Pensar en la universidad como un espacio en el cual un individuo adquiere la capacidad de pensar críticamente y desarrolla su propia visión del mundo, es una idea que hoy tiene muy poca validez, es preciso aclarar el concepto que nuestra sociedad capitalista del siglo XXI le ha dado a la palabra ‘universidad’ para poder entender la trasformación que ha sufrido este espacio educativo.

No somos ajenos al cambio que ha venido padeciendo nuestra sociedad en cuanto a materia económica y política se refiere, pues bien, la educación no es la excepción y es tal vez la que más se ha visto afectada por el modelo moderno, pero, ¿Cómo esta corriente económica afecta a la institución universitaria y por ende a sus estudiantes?,¿Cómo los métodos de enseñanza en las universidades se ven afectados por la creciente demanda de la sociedad industrial?,¿Qué respuesta da la universidad ante las exigencias captalistas?, son interrogantes que probablemente estemos en capacidad de responder, o por lo menos tratar de comprender desde un punto de vista objetivo y analítico.

 ‘Tal vez una de las características que mejor define la situación de la universidad actual sea el intento de incorporarla de manera acelerada a la  lógica empresarial y comercial que hoy domina las esferas del quehacer humano (…)[1]’, es de vital importancia aclarar que la universidad no es una fábrica de profesionales en lote, no se puede tomar y calificar a un estudiante como una ‘mercancía’ y mucho menos se puede pensar en la universidad como una empresa comercializadora de bienes.


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La visón de la universidad como una empresa ha sido unas de las grandes consecuencias que ha traído el modelo capitalista actual, la creciente demanda impuesta por la sociedad industrial ha hecho que la universidad transforme significativamente no solo la forma como la sociedad define a esta gran escuela sino también la forma en la cual se imparte la enseñanza en las aulas, haciendo que la manera como se adquiere el conocimiento actualmente evolucione, o mejor, involucione hacia un modelo con grandes carencias desde el punto de vista pedagógico y procedimental.

‘(…) ¿Qué significa enseñar? Se trata de saber cuáles son las condiciones efectivas para el acceso al conocimiento (…)’[2]’, estas condiciones según Platón, están dadas en la medida en la que el estudiante encuentre por sí mismo el conocimiento por medio de la crítica a la opinión[3], es decir que adquiere la capacidad de pensar por sí mismo y por ende conciba el conocimiento como algo esencial y no como algo impuesto por un maestro. Lo ideal sería que el profesor actúe como un orientador y un facilitador del conocimiento, y no como un ser autoritario que exige resultados inmediatos, hecho que se está evidenciando en las universidades del siglo XXI.

Habitualmente en un salón de clase se les enseña a los estudiantes a memorizar textos, datos, fechas y muchas otras cosas, que la mayoría de las veces tienen como destino el basurero del olvido, y otras tantas son tomadas mecánicamente y sin ningún tipo de contextualización, esta última acción, mecanizar datos, se convierte en la característica más representativa del trabajador capitalista ‘(…) sabe cómo debe hacer algo, pero no sabe lo que está haciendo (…)’4.

El tipo de enseñanza que se está impartiendo en la universidad actual obedece a la acelerada y creciente demanda de profesionales cuyo desempeño debe darse en un disciplina específica limitando su campo de acción y creando barreras entre las diferentes áreas del conocimiento humano, apuntando hacia un prototipo de trabajador que  ‘(…) requiere un cierto grado de información y un mínimo de iniciativa, porque mientras más se especializa el trabajo, menores son las iniciativas particulares (…)’5.

La pretensión mayúscula del sistema capitalista es fomentar la creación de cargos burocráticos en los que el trabajador desempeñe una actividad parcial dando como consecuencia la creación de una brecha laboral muy marcada y regida por el nivel de especialización que tenga cada trabajador, conllevando a la carencia de un pensamiento lógico y crítico, anulando por ende su capacidad de iniciativa y de esta manera facilitar el proceso de sometimiento laboral.

Estas exigencias en el campo laboral tienen una respuesta por parte de las universidades sumamente cuestionable,’ (…) Para justificar su existencia, la universidad debe exhibir resultados mensurables y comercializables (…)’6,en su afán por cubrir esta demanda las universidades recurren a métodos poco ortodoxos, como la creación de programas que son económicamente aceptables en el conjunto de nuestra sociedad capitalista actual, alimentando la brecha

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laboral y asegurando así la continuidad de este modelo económico salvaje.

Un estudiante que ‘aprende’ de manera mecánica y ultraespecífica está condenado a ser  uno más en la gran masa de trabajadores, un engranaje del sistema capitalista hambriento de dinero y gobernante de la sociedad actual, solo aquellos que realmente aprendan a desarrollar un pensamiento crítico, serán capaces de surgir de manera significativa en este ambiente tan hostil.

Si se quiere lograr un cambio significativo en el modelo educativo sería inútil pensar en una institución que imparta conocimiento de  manera mecánica. Lo que se busca es que los estudiantes desarrollen un pensamiento crítico y analítico, permitiéndoles desarrollar la capacidad de contextualizar y aplicar asertivamente sus conocimientos en el medio laboral al cual se enfrentaran; ‘(…) Convirtiendo a la institución en un espacio en el que se priorice la discusión, en un ámbito que acepte su manifiesto destino contracultural (…)7. La aplicabilidad de este principio es la base fundamental no solo para desplazar las innumerables especializaciones, sino también para cambiar el modelo económico que impera en nuestra sociedad.

Esta nueva concepción de conocimiento será el punto de partida para redefinir al claustro universitario, devolviéndole su misión única y primordial, ‘(…) Proporcionar a las nuevas generaciones una brújula, una visión del mundo (…)’8, no sin antes propiciar un espacio en el cual el estudiante escudriñe en su interior y tenga la capacidad de autodefinirse de una manera crítica, transformándose en un ser integro capaz de desempeñarse en cualquier campo social y laboral.




Referencias bibliográficas
ZULETA, Estanislao, ‘’Educación y Democracia. Un Campo de Combate’’, 7   Edición,  Medellín, 2009, Hombre Nuevo Editores.
JOIN, Etcheverry Guillermo, ‘’Universidad Y Sociedad. Relación Conflictiva e Imprescindible’’, Revista Universitaria ‘El Salmón’, Edición XIV, Junio, 2009.

Por: Daniela Fernanda Ortiz C'



[1] Tomado del texto ‘Universidad y sociedad: relación conflictiva e imprescindible’ Guillermo Joim Etcheverry,  artículo publicado en la revista universitaria ‘El Salmon’ Junio del 2009.
[2],4,5, Tomado del texto ‘’Educación y Democracia. Un Campo De Combate’’, Estanislao Zuleta, 7 edición, Hombre Nuevo Editores, Medellín 2009.
3 Ver Estanislao Zuleta Educación y democracia. Una Relación de Combate, Subtitulo ‘’La Educación Como Proceso de Formación ,Pág. 60
6,7,8 op.cit.: 1



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